Durante su etapa en segunda división en los años cincuenta Monterrey desarrolló una rivalidad contra el ahora desaparecido Club Deportivo Anáhuac, disputando con éste el antiguo clásico del fútbol regiomontano. Seis años después de su último título internacional, Rayados regresó a una final de la Concachampions, y en esta ocasión tuvo la oportunidad de experimentar una revancha deportiva frente a su acérrimo rival -los Tigres- y, de nueva cuenta, enfrentándose en el Gigante de Acero.